9 de noviembre de 2007

La parada del amor

Óptimamente hablando podemos decir que vemos, no todo lo vemos. Hay animales dentro de mi, pueden ver el amor y los cassettes, los recuerdos, pero no los colores.
Una día mis ojos y yo estábamos existiendo en el universo, sentados ambos en el paradero, curiosamente los dos no estábamos aperando micro, ni nada que pudiera pasar, pero en fin, estábamos en el paradero; nos comenzamos a preocupar, todo se volvió de colores y, ni mis ojos ni yo sabíamos que era lo que pasaba. La locura empezó de apoco a ocupar nuestro cuerpo, comenzamos a correr en linea recta por un circulo, lloravbamos y nos reíamos, pensábamos en el mar y en porque la vida es así y no de otra manera y todas esas cosas que uno hace y piensa cuando alguien, que nunca había visto en su vida los colores, se encuentra solo en unn paradero sin saber que es lo que ve.
Mis ojos se sintieron mal, quisieron cerrarse, pero estamos unidos y aunque era algo doloroso e inquietante yo quería ver mas, todos -no, no todos- dentro de mi queríamos ver porque todo era distinto, ya no podíamos ver lo que antes, pero esto era mucho mejor... a quien le interesa andar viendo recuerdos y leseras, cuando tienes un mundo con colores y pintura acrílica.
continuaba mi lucha, mis ojos nos cedían, los animales querían ver y yo también quería ver, pero mis ojos no entendían, no entendían, pero, creo que tenían razón, si entendían si entendían.
Un animal dentro de mi quería salir, ¡hay animales dentro de mi, dejen los libres, libres al fin!. Pero mis ojos, mis amigos, el se los quería llevar; me daba miedo no poder volver a ver colores ni de las otras cosas que podíamos ver juntos, aunque mis ojos se estuvieran comportando mal yo no los quería dejar ir; los animales me molestaban, a ellos no los quería y no entendía por que justo en ese momento querían salir. Cuando mis ojos quisieron volver a abrirse vimos a un animal feo, que era de color rojo, se puede decir que su figura base era un triángulo haciendo la posición invertida, con las partes de arriba redondeadas y abajo en punta, era raro y feo, no tenia ojos. Me fije luego en mi interior, yo también tenia eso, pero me daba asco verlos, yo lo quería dejar salir para que se fuera para siempre, pero el desgraciado seguía tirándome los ojitos, mis ojitos. Yo le pegue con mis manos femeninas interiores, el trato de salir por mi boca, tomo un ojo, me dio asco, lo tome, lo bote, quiso volver a entrar, cerré mi boca, se metió por mi oreja; me dolió mucho, me dolió mucho, me dolió mucho, toco mi cerebro, me dejo sorda un rato, bajo a donde estaba antes, se metió en medio de mis pulmones, mis pulmones lo apretaron, el salto hacia mi boca, siguió subiendo, llego a mis ojos, mis ojos se enojaron, mis ojos tomaron un martillo, mis ojos le pegaron, a mi me daba asco, me daba asco verlo ahí, mis ojos lo bajaron, lo tiraron fuera, el otro animal lo vio, dijo que se enamoró, ninguno de los dos podía ver, me reí, se enojaron.

Después de que ese animal fue libre al fin yo ya no vi nunca mas los colores, pero no me importo nada, era un asco ver cosas tan feas si podía seguir con mis ojos, mis ojos estaban muy felices también. Nadie quería a ese animal que se quede no mas con su love parade que se valla lejos, el amor.

Por: Ann Mary Rose Street ChevrolÉt Voldósola

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